LEY DE ACCIÓN Y REACCIÓN

 "De la misma boca salen la bendición y la maldición. Hermanos, esto no debe ser así. ¿Acaso la fuente mana por el mismo caño agua dulce y amarga? Hermanos, ¿puede acaso la higuera dar aceitunas, o higos la vid? Tampoco un manantial de agua salada puede dar agua dulce." (Sant 3, 10-12)

Acostumbramos a proferir un refrán muy popular que dice "la lengua es castigo del cuerpo", y hay momentos en los cuales, desconocemos las consecuencias que atravesamos siempre cada uno de nosotros. En las ciencias básicas, hay una ley física que solemos reconocer de la acción y reacción. Ella establece que a cualquier fuerza de acción, se suscita otra fuerza de igual magnitud, pero de signo contrario a la fuerza accionante. Es por ello que cuando golpeamos por decir, una pared, con una fuerza inmensa, la pared nos devuelve el golpe con la misma magnitud. Como consecuencia de ello, nos duele la mano y hasta a veces, incluso, nos la fracturamos. Es la llamada Tercera Ley de Newton. 

Tomando este elemento en consideración, podríamos pensar que dicha situación solo se suscita en la física, pero muy lejos de la realidad estamos. En la vida cotidiana también se llega a dar esta ley, y con mucho mas fuerza, cuando proferimos algún comentario de alguien. He querido comenzar este comentario, con estos versículos de la carta del apóstol Santiago, donde refiere al arma mas poderosa que tiene el hombre, y es LA LENGUA. 

Acostumbramos a decir cosas muy a la ligera, sin tomar en cuenta las consecuencias que nuestros comentarios puedan tener en las personas involucradas. Cuando éstos llegan a ser buenos, por supuesto, engrandecen a la persona y podemos hacernos una idea de con quien tratamos. Pero, como así lo hacemos en un momento dado, un mal comentario, sin llegar a certificar si lo qu decimos puede ser verdad o no, llega a destruir a la misma persona, y generar en otras, una idea totalmente distorsionada de la realidad. Me hace gracia, el pensar en una película del cazador de vampiros, donde se encuentran con el monstruo Frankestain, y la idea general es que era un monstruo, pero al irlo tratando se dan cuenta de que se tenía una idea equivocada. Que tal monstruo tenía sentimientos y deseaba ayudar a las personas. Sin embargo, en la gente prevalecía la idea inicial: "un monstruo es malo".

De igual manera sucede cuando hacemos un comentario mal intencionado hacia una persona. Una vez desparramada el agua que contiene un vaso, y al querer recogerla de nuevo, nos damos cuenta de que hay siempre una perdida que es imposible recoger, ya que el vaso siempre queda con un volumen menor del inicial. Así, cuando desparramamos una idea errada de una persona, por comentarios malsanos, querer restablecer su dignidad se hace ya muy difícil; siembras una duda en la mente de las personas, que siempre se dejaran llevar por el lado negativo de la misma. Es por ello, que no pueden salir de un mismo caño, agua dulce y agua salada. Y casi siempre ocurre, que la salada, echa a perder la dulce.

Es por ello, que se hace necesario, pensar bien los comentarios que hacemos de alguna persona. Es importante, retraer siempre nuestra lengua a poder utilizarla como un arma de bendición. El que bendice, siempre tiene como consecuencia, una bendición en su vida, no solo para él, sino también para los suyos. El mal, siempre va a existir, porque como lo dijo el Señor Jesucristo, el dueño de este mundo es el demonio, pero podemos lograr que el mal sea confinado y no dejarlo manifestarse tan fácilmente. Es tener siempre una referencia buena y sana para con nuestros semejantes, y no ser tu quien juzgue las acciones de ellos. Ya Dios será quien se encargue de llevar a cabo el juicio y la sentencia. Recuerda que aquello que tu deseas para otros, por la ley de acción-reacción, también se te deseará a ti. 

Haz el bien, y no mires nunca a quien.

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